Como soy muy ahorradora, hace tiempo que me ronda por la cabeza la idea de como aprovechar toda la harina no integral que tenía en mi despensa. Así que pensé que si la harina integral está compuesta de todo su grano incluido la cáscara y el salvado no es otra cosa que la cáscara que le quitan a la harina refinada, ¿poqué no añadir salvado de trigo a la harina y así convertirla en integral?.
Estos panecillos son un experimento que ha resultado ideal para mis desayunos y para poder por fin sacar de la despensa todos los restos de harinas, ya que desde hace tiempo sólo consumo harinas integrales, salvados o harina de garbanzo.
Ingredientes:
250 gr de harina de trigo
100 gr de salvado de trigo
50 gr de gluten de trigo (opcional)
25 gr de levadura fresca (pastilla de Mercadona)
300 ml o más de agua (leche desnatada, de soja o mezcla de varias)
una cucharadita de sal
una cucharadita de azúcar ( fructosa o edulcorante)
Elaboración:
En un bol grande, incorporar la harina de trigo con el salvado y el gluten de trigo. Le podéis poner otras harinas como espelta, de soja, etc..
Hacéis un volcán y ponéis en el centro la levadura fresca disuelta en un poco de agua templada, la sal y el azúcar (en mi caso fructosa).
Añadimos agua, leche desnatada o de soja o una mezcla de varias hasta obtener una masa que se separa del bol y se pueda trabajar con las manos (podemos añadir harina si se nos engancha mucho). Lo ideal es amasarla con una máquina pero también se puede hacer a mano.
Una vez amasada (ha de quedar elástica) formar los panecillos del tamaño deseado (yo los aplasto un poco) y poner en una bandeja de horno sobre papel de hornear para que no se peguen.
Se dejan reposar tapados con un paño húmedo en un lugar donde no haya corrientes de aire o en el mismo horno, (parado) hasta que trabaje la levadura y aumenten de tamaño, casi el doble (una hora o más).
Hornear en horno precalentado a 200ºC aproximadamente, hasta que se doren y dejar reposar unos minutos antes de sacar.
Si queréis los podéis abrillantar con un huevo batido untado con una brocha para que queden más bonitos y poner semillas por encima antes de hornear, aquí ya, lo que imaginéis cada cual....
Una vez fríos, yo los corto por la mitad y los congelo. Cada
mañana meto uno, abierto, directamente del congelador a la tostadora y
quedan casi como acabados de hacer.
Nota: hay quien deja reposar la masa hasta aumentar su tamaño y luego los vuelve a amasar antes de dar la forma, pero a mi a veces me salían muy duros, los he probado así y me quedan más esponjosos y son más fáciles de hacer.
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